I'm a Fool to Want You: jazz para corazones rotos
- revistaelcoloso
- 8 mar
- 3 Min. de lectura
Love is awful. It’s awful. It’s painful. It’s frightening. It makes you doubt yourself, judge yourself, distance yourself from the other people in your life
Fleabag
No tengo ni la más remota idea de lo que es el amor, y, sin embargo, tengo la certeza -idealizada, quizás- de que se parece a esto: la nota de un saxofón a medio morir, el resoplar de un acorde que se estira, contrae e intensifica con el pasar de los años… ¡Ay, como el recuerdo de un antiguo romance! Sé, también, que detesto esta idea de que el jazz es música para personas intelectuales, solitarias y, probablemente, aburridas; no, no se puede estar más equivocado; el jazz, en su esencia, es música para revolucionarios, luchadores y marginados; de ahí su origen, de ahí su propósito; pero, y para no alargar un texto que podría llegar a abarcar más de cien años de música e historia, me centraré en una canción en particular: "I'm a Fool to Want You" de Dexter Gordon.
El tema comienza con unas breves y delicadas notas de piano, y que, al igual que sucede con el acto mismo del amor (sí, el sexo), nos da una pista de lo que vendrá después; y es, entonces, cuando el saxofón, ya envuelto en lágrimas, comienza a emitir ondas de sonidos que personalmente me parecen indefinibles: ¿Maravilloso, espectacular, sublime, extraordinario? Prefiero, y como en tantas otras ocasiones, volver a la palabra Magia: he ahí la suma de todo lo anterior. La canción avanza, lentamente, hasta llegar al solo final: los instrumentos adquieren vida propia, y se hacen uno; la batería, el piano y el saxo se entrelazan, y vibran tan alto como solo lo puede estar alguien que ha experimentado la sensación –demasiado efímera- de estar enamorado. ¿Eso es lo que llamamos Magia?
I'm a Fool to Want You fue escrita por Jack Wolf, Joel Herron y Frank Sinatra, quien, además, la publicó como sencillo, y que inicia con estos desgarradores versos: «I'm a fool to want you/I'm a fool to want you/To want a love that can't be true/A love that's there for others too». Letra que me recuerda al monólogo del cura de Fleabag: «El amor es horrible. Es horrible. Es doloroso. Es aterrador. Te hace dudar de ti mismo, juzgarte, distanciarte de las otras personas en tu vida. Te hace egoísta. Te hace espeluznante, te obsesiona con tu cabello, te hace cruel, te hace decir y hacer cosas que nunca pensaste que harías. Es todo lo que cualquiera de nosotros quiere, y es un infierno cuando llegamos allí. Así que no es de extrañar que sea algo que no queremos hacer solos».
Esta es, tal vez, una de las canciones de jazz más versionadas de la historia: se me vienen a la cabeza los nombres de Chet Baker, Billie Holiday, Dinah Washington y Elvis Costello. Aunque, a decir verdad, y que fue lo que me motivó a escribir este texto, mi favorita es la del aclamado saxofonista Dexter Gordon. No porque crea que es la mejor, ni siquiera por el hecho de haber sido la primera que escuché, sino porque, muy en el fondo, me lleva a un éxtasis que muy pocas veces he sentido.
Y ahora la canción se vuelve a repetir; pero, esta vez, soy yo quien está envuelto en lágrimas.
Por Javier Ignacio Lux

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