Incendio: Poema de Magdalena Cueto
- revistaelcoloso
- hace 5 días
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Bésame hasta que la carne ceda,
hasta que mis labios se quiebren
como vidrio bajo tu lengua.
Tócame —no con ternura—
sino como si buscaras algo perdido
debajo de mi piel.
Cada roce es una resurrección,
cada susurro es fuego entre mis pechos.
La sangre arde a lo largo de mis venas
como caballos en llamas.
El sudor es una confesión líquida.
Esto —que me quema—
me da razones para no morir.
Te ofrezco mi ruina más suave,
mi herida más sangrante.
Soy toda fiebre:
en el pecho que arde,
en los muslos que tiemblan,
en los labios partidos
que suplican
por morderte otra vez
[y otra vez

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