Augurio: Poema de Lourdes Marín
- revistaelcoloso
- 8 abr
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Nos enseñaron tan poco
sobre la importancia de narrar la vida,
que sus ojos eran la arrolladora inquietud.
Yo, entre silencios, te leía las manos.
Lo bueno de esas noches
era dejarnos caer,
ser extensos por la orilla.
Mientras tanto, ella
siempre nos decía la verdad:
La razón no proviene del hombre,
sino de un lugar lleno de agua,
de un puñado de lágrimas de niño,
del cutis o lo uterino de una dama,
de la jarra del que te dio de beber.
Y la muerte:
de una poza atemporal e impostergable,
que sin razones te siguió.
Tú te desparramabas encima,
soñabas con mareas abisales,
y encontraste maderas a la deriva,
sin saber cómo armar una casa.
En tus cariños hay quebradas,
mientras tu monte, balanceándose,
es bello, fértil y animal.
Esta noche el amor y el miedo
caben en la cabeza de un alfiler.

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