Así era Paul: Poema de Matías Saá
- revistaelcoloso
- 22 jul
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Así era Paul
Paul era así.
Antes de caer preso
por vender yerba
en un pueblo de la Quinta Región.
Solo quería que le cocinara fideos
con vienesas todas las noches
y sentarse a ver los partidos
de la Católica,
en el televisor de nuestra pieza,
sobre un neumático robado
que usaba de mueble.
Paul era así,
me dijo su papá.
«Me gusta que viva contigo»,
me dijo.
«Me gusta que esté en Santiago,
que haya encontrado un trabajo,
que se preocupe de su hija».
Paul era así,
me dijo Ignacio,
cuando llegué a la casa
y encontré una bicicleta del Itaú
sin el localizador,
con el fierro del GPS
arrancado de cuajo.
Paul era así.
Trabajaba en el Jumbo de Bilbao,
de reponedor.
Y llegaba todos los días
con fideos y vienesas
para que le cocinara.
Él salía con una chica,
una chica que trabajaba
en el casino del Jumbo,
y esa chica le regalaba
toda la merma a Paul.
Una vez
una vez un guardia se dio cuenta
y echaron a la chica.
La echaron por robarse la merma.
Paul, de camino al zoológico,
me prometió que a fin de mes
me iba a invitar a un restaurante.
Así era Paul.
Decía que trabajaba en el Jumbo
de Francisco Bilbado,
porque así se pronunciaba.
Porque los flaites no pronuncian
todas las consonantes, decía Paul.
Así era,
cuando llegó a vivir conmigo
y lo primero que hizo
fue vender marihuana.
Y llegó con la cara morada,
porque le hicieron la mexicana.
Así era él
cuando llevaba días sin bañarse.
Siempre decía que lo iba a hacer.
Siempre llegaba a la pieza
con el pelo húmedo y sin polera,
pero el baño
no tenía nunca el espejo empañado.
Paul era así.
Y uno lo quería por eso,
no a pesar de eso.
Porque incluso entre la yerba,
las vienesas,
la merma robada
y el neumático de mueble,
había una forma de ternura.
Torpe, sucia.
Como si bastara
con prometer ir a un restaurante
para decir:
estoy intentando quererte.

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